Hoy tengo el más grande de los honores de escribir unas cuántas líneas sobre Audrey Hepburn y sobre cuánto la adoro y la admiro. Mi verdadero amor femenino y mi verdadera inspiración de mujer. Sólo se me ocurren buenos adjetivos para describirla. Un ángel hecho fémina.
Nos ha deleitado con su actuación en múltiples films como Sabrina, Cara de ángel, My Fair Lady, Desayuno con diamantes, Charada, Dos en la carretera, Vacaciones en Roma y muchos, muchos más...
En todos ellos ha demostrado una elegancia y saber estar supremos. Pura finura y feminidad. Estilo y glamour. Inocencia, gracia, espontaneidad, inteligencia, humor, audacia, bondad, todo en una misma mujer.
Sé que es muy atrevido preguntarlo ya que la diversidad de opiniones es enorme y he oído también malas críticas sobre ella, pero, ¿quién no ha soñado con ser Audrey Hepburn por lo menos alguna vez en su vida con el vestido de Givenchy y el moño cardado delante del escaparate de Tiffany's en Nueva York a las seis de la mañana en Desayuno con diamantes? Bien, si nadie lo ha soñado, cosas que dudo, yo sí, y muchas veces.
Audrey, nacida el 4 de mayo de 1929, de orígenes anglo-belgas y de madre aristócrata, vivió una traumática infancia y adolescencia que coincidió con la trágica Segunda Guerra Mundial. Por una serie de temas políticos tuvo que separarse de su padre y emigrar con su madre y su hermano a Holanda, lugar que creían más seguro. Según ella misma, la historia que cuenta Anna Frank en su diario es prácticamente idéntica a la que ella vivió, y el hecho de leer ese libro resultó totalmente traumático, ya que fue como revivir cada uno de los terribles momentos que vivió durante la guerra. Parece ser que nunca fue la misma después de haberlo leído.
Pues bien, la joven aspiraba a realizar su sueño de ser bailarina profesional, ya que dotes no le faltaban y la delgada constitución que había adoptado debido a la malnutrición de la guerra le facilitaban mucho las cosas para dedicarse a la danza. Pero por aquel entonces la profesión no estaba nada bien pagada y el dinero era más que necesario, así que Audrey decidió pasarse al mundo de la actuación, mucho mejor remunerado.
Y yo que le agradezco a Billy Wilder que la descubriera como actriz, ya que desde Vacaciones en Roma, no ha dejado de deleitarnos con maravillosas interpretaciones de personajes de los cuales es imposible no enamorarse. Si sumamos la mordacidad y el humor del director y la delicadeza y gracia de la actriz el resultado es fantástico. De hecho el mismo cineasta comentó una vez que daba gracias de que su mujer se llamara Audrey, al igual que la actriz porque muchas veces en sueños mencionaba su nombre. Al parecer, todos los hombres que trabajaron con ella quedaron totalmente prendados de su arrollador encanto.
A todo esto, Audrey ha significado muchísimo en el mundo de la moda y un gran cambio para muchas mujeres. Ha sido un icono de estilo muy importante en un momento en el que los cánones de belleza se basaban en mujeres despampanantes y con muchas curvas y que triunfaban por su sensualidad y glamour, como Marylin Monroe, Ava Gardner, Sophia Loren entre muchas otras.
Audrey Hepburn aporta a la moda un tipo de mujer más juvenil, puro, y fresco, así como una forma de vestir más cómoda y práctica. La belleza y el encanto de la sencillez frente al atractivo de lo sexy y ostentoso.
De la misma manera ha sabido estar a la altura de los cambios y ha continuado siendo un icono de moda y estilo durante varias décadas.
La actriz, modelo, cantante, bailarina y madre de dos hijos, amante de los animales, que hablaba inglés, holandés, francés, italiano, alemán y español, por encima tenía un corazón enorme y los últimos años de su vida, (murió en el 1993 debido a un cáncer de colon) los dedicó a labores humanitarias varias como la lucha contra el SIDA o a combatir la malnutrición de los niños en muchas partes del mundo, después de ser nombrada embajadora especial de UNICEF.
Dadas todas estas circunstancias es imposible no darle el título de Súper Fujiyama Mama y súper mujer en general. Espero que os haya gustado y que os animéis a leer su biografía, cosa que yo no tardaré en hacer, o como mínimo a ver alguna de las películas que protagonizó. Como siempre os dejo algunos enlaces de vídeos para que os vayáis animando.
Un saludo, ¡Fujiyama Mamas!
Sin duda, éste es el mejor artículo que he leído escrito por ti hasta ahora, supongo que la admiración que le procesas a Audrey influye muchísimo. Me ha encantado que contextualizases su situación biográfica lo justo y necesario para comprender algunos de los rasgos rasgos que la caracterizaban. Es obvio que era un ser excepcional único e irrepetible, sí, yo también la admiro, pero has conseguido plasmar a la perfección y emocionarme al describir sus encantos y gracia natural con la que conquistó a más de los que lo reconocen. Artículo conmovedor y muy bien redactado. Felicidades hermana, los enlaces me han encantado, son excepcionales!
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